Sentado aquí a tu lado todo se ve diferente, no, no te gires, no estoy preparado, sé quien eres, sé lo que eres. Pero me da igual. Veo formas etéreas pasar de un lado a otro de una línea dorada por donde el péndulo pasa constantemente. ¿Dónde estamos sentados? ¿En la nada? ¿Es esto lo que llaman el vacío? No respondas, no hay mejor ineptitud que la de aquel que no quiere saber.
Abro la boca, no se si respiro, mis pulmones no se llenan de aire. Mi voz no sale, mi vista es muy parcial, mis gestos lentos y mis pensamientos cansados. Me cuesta distinguir las formas que pasan, mientras tú las miras eternamente con tu inexpresividad, con tu mano huesuda y su sombra persiguiéndoles. ¿Te temen? Seguramente. ¿Por qué? ¿Les has hecho daño? ¿No?
Vuelve a pasar el péndulo. Zumba. ¿No te molesta su ruido? Te has acostumbrado. ¿Crees que si me giro volvería a poner las manos en esa línea dorada? ¿Cómo las puse por primera vez? Me acuerdo de ello…